Chogui sua / cha has suas aga mecuycu ybsunsuca, Hycha cubunsuca na Tchunza, Boyacá


Opinión
viernes 04 de marzo de 2022

TWITTER. Edición: BRPrensa Digital - Felipe Soriano


Buena luz del sol - Buen día / Me amaneció pensando en ustedes, hablaré palabra escrita desde Tchunza “luz en la oscuridad” (Tunja), Boyacá.


Este año 2022 se ha ratificado nuestra convicción de “ser gente de paz con el infortunio que en algunos momentos nos tocó la guerra para no desaparecer”. Dicen las mayoras “mansos, pero no mensos”, “tenemos ruana pero no somos ovejas”, expresiones comunes que recogen el espíritu “CHONTAL” de la etnia (nativa, original) de aquella abuela que reclama desde lo profundo de nuestros genes su paz y su Buen Vivir y como cundiboyacenses originarios como uno de los pueblos más afectados por la violencia de la colonización.
La COMISIÓN DE LA VERDAD ha reconocido al Pueblo Nación Muisca Chibcha como DELEGATARIO DE PAZ desde la injerencia del Cabildo Mayor Muisca Oriente (Fomequé, Cundinamarca); igualmente, en estos días el ESTADO y ORDEN SOBERANO DE KAILASA dirigida por SDS y la ORDEN NITHYANANDA y el Departamento de Religión y Culto y la SHRIKAILASA Uniting Nations for Global Peace and Conflict Resolution, para compartir armonía, la unidad, y establecer solidaridad entre las naciones y pueblos; quienes trabajan por la paz global para dar un avance superconsciente a la humanidad y Junto con La UNIVERSIDAD HINDÚ DE NITHYANANDA (la más grande del mundo) con campus extendidos en 150 países; quienes han reconocido a nuestro pueblo indígena como gente de paz y en la lucha por la no discriminación y marginación de las personas y los pueblos.
La Sentencia T-792 de 2012 de la Corte Constitucional, establece que nuestros jóvenes indígenas no van a la guerra y exigen garantías de seguridad e integración social como fundamento de paz y de su identidad cultural, e Igualmente otras injerencias en las que históricamente no se conocen y expondremos algunas para hablar de acuerdos y de paz.
Al hablar de estos temas en medio de una amenaza de una tercera guerra mundial, no tomamos conciencia de los estragos de las diversas formas de agresión, desde lo doméstico hasta las relaciones internacionales, no hay respeto ni diplomacia. Estos temas en nuestro país eran inmaduros políticamente “no cabían en el plato de comida” hoy sí, ya es asunto de importancia y de “estómago” de principio vital; se cree que la paz se encuentra en la dimensión de los justificados procesos con los grupos insurgentes a partir de 1981(¿) y nada más, pero no es así. Se ha dejado inconclusas las causas violentas, desde el choque de dos mundos con nuestros pueblos nativos y sus descendientes en estos territorios cundiboyacenses geopolíticamente estratégicos para evangelizar y quedarse. No podemos olvidar las insurrecciones, entre ellas, la de los Caciques: Tundama (1539), Turmequeba / Turmequé, tunjano también conocido como Diego de Torres y Moyachoque (1587-1584) quien elevara personalmente ante Felipe II de España el primer memorial de agravios de este continente ABYA AYALA, por los abusos y violaciones a su Pueblo Nación Muisca Chibcha (moradores distintos de estos territorios) que no se llamaban Boyacá o Cundinamarca (en lengua quechua); Ambrosio Pisco descendiente de los Zipas quien firmó las capitulaciones de Zipaquirá(1881) exigiendo devolverse nuestros territorios mal llamados resguardos, quien dirigió, sitiar a Santafé de Bogotá con más de 3000 muiscas, al igual Clarita Tocarruncho de Combita enarbolando las banderas del movimiento peruano de Tupac Amaru II, con más de 1500 chibchas se levantó, fusilada en Bogotá( por ello a los de este municipio les llaman los “alzados”). Toda esta insurrección de origen nativa fue aprovechada por los señoritos criollos; no es demás, resignificar la historia del Movimiento comunero, su gran grueso e inspiración fue indígena; los manuscritos dan cuenta de que hay que corregir aquel momento mal intencionado de algunos académicos que politizan la historia para mantenerse en el poder: “quien vence escribe la historia”(¿), aquello de: “Viva el rey y abajo un mal gobierno”, nos hicieron creer una dicotomía o doble idea contradictoria, “que se trataba de seguir sumisos al rey español y de acabar con el régimen corrupto del establecimiento político”, cuando realmente se trataba del rey nativoamericano Tupac Amaru II (utilizado por los jesuitas) dicha insurrección coordinada en los andes llegó hasta Mérida Venezuela, Cucuy, Sogamoso…(1781) y de ella no se quiere hablar como de los cacique mencionados.
Todo el siglo XIX desde Simón Bolívar, lejos de su mismo decreto del 20 de julio de 1820 “emancipador de nuestra nación indígena”(¿) a los muiscas nos duró su independencia 3 años; desde 1823 fue todo lo contrario, el reduccionismo más salvaje y despiadado bajo el cuño homogenizante del “ciudadano” entregando nuestros territorios como botín de guerra a los nuevos propietarios (Proyectos Hacienda Novilleros en los Cantones); y la policía de nuestros pueblos se la entrega al clero católico del régimen español en “revanchismo de la colonia” por las órdenes religiosas, donde se inicia una tercera etapa del reduccionismo con la “evangelización”, como lo atestiguan las normas de la época, historias que ratifican violencias políticas y nuevas configuraciones de un país no reconocido como autentico estado y nación (múltiple), que en los acuerdos de las clases de poder mediático con la constitución de 1886 (en ausencia de la sociedad); como lo he expuesto en varias oportunidades recordando lo que le toco padecer a nuestros pueblos nativos según la Ley 89 de 1890 (vigente): “por la cual se determina la manera como deben ser gobernados los salvajes que se reduzcan a la vida civilizada”.
Cómo hablamos de verdad, reparación, justicia y no repetición cuando se desconoce la verdadera historia y por qué negar y no reconocer que eso también hace parte de la identidad colombiana; y por ello no superamos nuestras violencias. Estamos en el reto de resignificar la historia, pero a partir de las gentes, e investigaciones no politizadas por algunas academias y acedémics, esta es una de las conclusiones del Congreso del Bicentenario UPTC 2019. Reestablecer nuestra verdadera identidad histórica y memoria de los territorios, para llegar a los acuerdos sociales y políticos, es nuestra propuesta como pueblo nativo.
Entonces por qué desconocer en los procesos de paz nuestra presencia como colombianos que llevamos más de 13.000 años aquí frente a un choque de 485 años de usurpación de la herencia por el hermanito menor, al mayor -porque somos hijas de la misma madre y padre original-.
El siglo XX encierra cambios fuertes para los pueblos nativos; entre ellos la Constitución de 1991, otorga derechos, pero después de varios procesos de paz, e incluso antes de 1985, las recientes violencias de la polarización de los indígenas / campesinos descendientes de nuestro pueblo muisca chibcha, que los dividen entre “Chulavitas” (terror del gobierno conservador) y los “cachiporros” (supuestos liberales), tema que se lo dejo a los investigadores como al académico Javier Guerrero UPTC. A quienes se les atribuye (como partido conservador) irresponsable y sus dirigentes originaron violencias puntuales en las décadas de los años 40, 50 donde nos corresponde a los cundiboyacenses los desplazamientos forzados a la Bogotá de aquel entonces y al Sumapaz con el surgimiento del Movimiento campesino/indígena con Juan de la Cruz Varela hijo de padre indígena arrendatario de Tinjacá Boyacá, que junto con el líder indígena Manuel Quintín Lame, exiliado en Ortega Tolima y perseguido por los expropiadores de tierras del Cauca; estos dos líderes contemporáneos hacen un acuerdo para la nueva Colombia de base social indígena/campesina, pero sus ideas fueron políticamente afectadas con el asesinato del caudillo Jorge Eliecer Gaitán en 1948. Este movimiento indígena/ campesino maltratado por el gobierno militar de Rojas Pinilla establece un proceso de paz en 1957 que aún se resisten a cuidar; al igual que el único proceso de paz civil de 1990 en el occidente esmeraldero de Boyacá y que las transnacionales y algunos políticos lo quieren estropear.
Fue entonces que desde los años 60 se desataron el resurgimiento de grupos insurgentes con ideologías que se expandían en el mundo como respuesta a la marginación y violencia de estados capitalistas y con reacciones de 50 años de para-estados mafiosos y corporativos, con las transformaciones del mundo 1989-2022 en el país actual se concluye con proceso la paz (¿) y cuantos otros (¿).
EL RÉGIMEN DE 200 AÑOS DEBE ATRAVESAR UNA TRANSICIÓN DE SITEMA POLÍTICO ECONÓMICO MÁS EQUITATIVO Y SOSTENIBLE AMBIENTALMENTE; en la ley de víctimas Decreto Ley 4633 de 2011 se debió reconocer los procesos de paz de antes de 1985 y resarcir el daño a las víctimas de los descendientes de los pueblos nativos de estas historias que se quieren desconocer como al Pueblo Nación Muisca Chibcha, que representa la raíz indígena más sufrida del centro del país. Somos gente noble de paz, que reconocemos la justicia, asistencia social y el equilibrio natural; la paz es un bien supremo y de la humanidad; cuidar la paz es una pedagogía de vida, cuidar a los seres sintientes y no sintientes, ser responsables, solidarios, respetados y progresivos.
Falta un Congreso de la República por la Paz, lamentablemente, heredamos todas estas violencias estructurales; donde algunos pocos colombians con espíritu violento, se resisten por mantener el negocio de la guerra y el miedo; y no el cuidado de la seguridad de nuestro país, comunidades, sociedad, lideresas y líderes. La gran mayoría hoy está despertando, porque están entendiendo el devenir de su verdadera historia indefinida, especial en los últimos 200 años, donde: Políticamente somos un país inconcluso y ahí está la madre de todos los males que nos aquejan: ¿Pero será acaso un problema político del establecimiento? o falta de una solución de autonomía y libre determinación de los pueblos, reconociéndose estos derechos fundamentales en la práctica, que de cierta manera se concretan en las urnas con el derecho de elegir mediante el voto, esa es la instrumentalización de la voluntad de decidir los destinos en los estados modernos (¿), era a una minoría que le interesaba esta práctica y ahora es a una mayoría en medio de las violencias con la mora de resolver el “MEMORIAL DE AGRAVIOS” frente a un conflicto que nos afecta y que ya no nos pertenece, no queremos más víctimas ni victimarios, que se desarmen los soberbios desde sus violencias domésticas y reconozcan el Buen Vivir.

* Abogado en Derecho y Ciencias Sociales UPTC y Líder social indígena de procesos de recomposición étnica, promotor de derechos étnicos; se desempeña en áreas de las Ciencias Humanas: Derecho de Fuero Indígena, Antropología Jurídica, Etnohistoria. Gobernador Indígena del Cabildo Mayor Muisca Chibcha Boyacá (2010-2021), Coordinador del Consejo Indígena Muisca Chibcha Cundiboyacense, CIMCCB; Coordinador del Consejo Indígena Muisca Chibcha Boyacá CIMCB (2000-2022), miembro del Consejo de Autoridades Ancestrales Espirituales de las Naciones Originarias de Colombia (CAAENOC 2008), representante indígena en la Mesa Interinstitucional Mesa del Huan (Templo del Sol de Sogamoso, 2008), Vocero de la Coordinación de Unión de los Pueblos Indígenas de Boyacá CUPIB (2010-2022); representante comunidades indígenas Pueblo Nación Muisca Chibcha ante el Comité Departamental de Etnias de la Gobernación de Boyacá (2017-2022).


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