Más que una reforma tributaria, Colombia necesita un cambio de modelo productivo


Opinión
miércoles 05 de mayo de 2021

Archivo particular


El descontento social se comenzó acrecentar en el mismo momento que se radicalizaron las medidas del capitalismo salvaje y se derribaron las barreras proteccionistas de la economía nacional.


Las innumerables y persistentes manifestaciones que está viviendo el país, tienen un cúmulo de causas que no se pueden reducir al infortunado intento de reforma tributaria promovido por el gobierno de Iván Duque Márquez, ni a las nefastas consecuencias de la pandemia del Covid-19, que está más vigente que nunca.

El descontento social se comenzó acrecentar en el mismo momento que se radicalizaron las medidas del capitalismo salvaje, en que se derribaron las barreras proteccionistas de la economía nacional, para dar paso a una apertura económica generalizada, en que el sistema productivo colombiano quedó en clara desventaja frente a la de los países desarrollados con los cuales tiene una balanza comercial desfavorable.

Tratando de dar cumplimiento a las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), entre otros organismos multilaterales y las potencias mundiales, los sucesivos gobiernos nacionales, desde finales de la década de los 80, han venido arrasando la producción agropecuaria colombiana, sustituyéndola con productos y servicios importados y un rampante contrabando, que tiene innumerables 'troneras' en las fronteras terrestres y marítimas tricolores, lo mismo que en las instituciones encargadas de prevenirlo.

De la misma forma, en el descarado favorecimiento a los grandes industriales, al sistema financiero, la inversión una mayor tajada del presupuesto nacional en el fortalecimiento del aparato militar y la prolífica corrupción que se devora el erario, tanto a nivel público como privado.

Dar vuelta a estas y muchas otras crudas realidades, si se puede iniciar con una nueva reforma tributaria, pero al contrario de la que acaba de hundirse por la manifestación de los exacerbados ánimos nacionalistas, es decir, una reforma que elimine el IVA, el 4x1000 o cree exenciones impositivas prediales y de industria y comercio, para quienes generen empresa, puestos de trabajo y mejoren las condiciones familiares de la inmensa mayoría de colombianos.

Igualmente, una reforma que modifique favorablemente los tratados, acuerdos y compromisos comerciales, que la nación a suscrito con las principales economías del mundo.

También, una reforma en que se dé preeminencia a la inversión en los servicios públicos en salud, educación, preservación de los recursos naturales, desarrollo deportivo y cultivo de las diferentes manifestaciones culturales, entre otras, que dignifique y garanticen los derechos fundamentales de los habitantes del territorio nacional y potencien la expresión de su inteligencia a nivel a internacional.


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